Sinopsis: Año 2024. Cuando el joven Thomas despierta, se encuentra en un ascensor y no recuerda quién es. De pronto, el ascensor se detiene, las puertas se abren y una multitud de chicos lo recibe. Ha llegado al Claro, un lugar rodeado de altísimos muros con dos portones que todas las mañanas se abren y dan paso a un inmenso laberinto. De noche, las puertas se cierran y por el laberinto circulan unas aterradoras criaturas llamadas laceradores. Todo lo que ocurre en el Claro sigue unas pautas: al abrirse las puertas, algunos chicos salen a correr al laberinto para buscar una salida. Una vez al mes, el ascensor sube con un nuevo chico, nunca una chica... hasta ahora.
Cuando vi el cartel de la película en su día me imagine un mojón de película tipo
Los juegos del hambre o
Divergente. Por fortuna se parece más a la segunda y es algo mejor que ésta. Como una revisión de El señor de las moscas presenta una situación de supervivencia y varios personajes enfrentados sobre cómo afrontar las dificultades que suceden. Desgraciadamente el final de la película es demasiado abierto y carente de explicaciones que han sido dejadas deliberadamente para la secuela. Aún así con su acertado desarrollo resulta amena durante todo su metraje.
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