Sinopsis: Frank Cotton, un hombre joven, violento y ambicioso de experiencias personales adquiere una caja china procedente de un bazar oriental y dotada de poderes. Según antiguas leyendas, es una especie de puerta a seres de otra dimensión. Al abrirla, Cotton convoca a estas criaturas procedentes de un infierno fantástico, pero éstas sólo le infringirán tormentos hasta acabar con él. Veinte años después, dos nuevos inquilinos se instalan en la vieja casa de Frank: su hermano y su esposa. La aparición del espíritu de Frank es el principio de una vorágine de horror en estado puro que enloquecerá a sus familiares. Una gota de sangre, vertida casualmente por su hermano sobre el suelo del desván, es el desencadenante de la tragedia
Hellraiser es la típica película que llevas años viendo en el videoclub pero nunca coges. Y menos mal que no lo hice. Es una película de terror ochentera de serie B, así que ya sabes lo que te vas a encontrar, mucha sangre, muy roja y muy liquida, muñecos de silicona imaginativos y bastante pegajosos, un homenaje al cubo de Rubik, estética resultona y promoción del tabaco.
Tras verla lo que no vas a encontrar es un guion ligeramente atractivo, buenas actuaciones, sentido en su continuidad.
La película ha envejecido mal, muy mal, dudo que hace 30 años no me hubiese parecido la basura que es. El mejor momento, de humor por lo penoso que resulta, es cuando se ve como salen dos hombre y un carro sujetando al monstruo del pasillo. Por lo menos se me han quitado las ganas de ver las otras ocho entregas de la saga, sí, hay nueve entregas en total
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