Sinopsis: Arrakis, el planeta del desierto, feudo de la familia Harkonnen desde hace generaciones, queda en manos de la Casa de los Atreides después de que el emperador ceda a ésta la explotación de las reservas de especia, una de las materias primas más valiosas de la galaxia y también una droga capaz de amplificar la conciencia y extender la vida. El duque Leto, la dama Jessica y el hijo de ambos, Paul Atreides, llegan al planeta con la esperanza de recuperar el renombre de su casa, pero pronto se verán envueltos en una trama de traiciones y engaños que les llevarán a cuestionar su confianza entre sus más allegados y a valorar a los lugareños, los Fremen, una estirpe de habitantes del desierto con una estrecha relación con la especia.
Antes de comenzar la crítica, debo confesar que no he leído las novelas de Dune ni he visto la adaptación anterior. No esperaba demasiado de esta cacareada nueva adaptación, con las expectativas controladas y con unos adelantos que no me apasionaron, especialmente un tráiler larguísimo que ya avisa de que la duración de la película también será considerable.
Esta space opera es más "adulta" que un clon típico de Star Wars, no hay un lado oscuro y unos psíquicos que guían la luz (aunque también hay psíquicos) los "malos" de turno tienen motivaciones más mundanas para actuar y aunque chirría que civilizaciones que pueden viajar por el espacio, sigan con esquemas feudales o solucionen las disputas con duelos de cuchillos, se le perdona. Sin embargo creo que le falta acción, me he llevado toda la película esperando a una secuencia espectacular, y es verdad que hay alguna que otra escena muy bien filmada pero esperaba un final épico, no un final en suspenso, que me ha dejado con cara de "¿ya está?" y que me temo que puede que no tenga continuación si no le va muy bien en taquilla.
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