Lo que se vendía como una película épica ambientada en la era vikinga, se traduce en un plomazo de película diferenciada en tres partes: la infancia del niño, soportable más o menos; su madurez e improbable conversión a soldado a lo Ben-Hur y la absurda revancha que se toma en Islandia, con continuas caídas de ritmo. Es especialmente patético cuando hay varios asesintatos perpetrados por el protagonista y que nadie sospecha del único vigardo nuevo que hay en un pueblo de 50 empleados. Todo ello aderezado con momentos que intentan reflejar lo guturales y supersticiosos que eran en este pueblo, pero que sólo consigue alargar la película para llegar a un cierre lento y que no compensa la paciencia que ha podido demostrar el espectador.
Una mala demo y una buena demo
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Vídeo donde explica qué hace que una demo sea buena y cuando no, en un
momento que los early access y los trailes parece que las han sustituido.
Visto e...
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