
Más allá de lo inverosímil en la que un minusválido en una silla de ruedas se impone varias veces a otras personas, la película da lo que promete, un thriller normalito, no muy largo y no muy ambicioso, que se deja ver. El ambiente es asfixiante y muy bien conseguido, Mario Casas hace buen papel, no así su contrapartida Déborah poco creíble (la actuación corta y breve de la enfermera me pareció infinitamente mejor).
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