Pintar a unos catetos de pueblo vuelven a ser una fuente inagotable de inspiración para el género de terror. En este película belga no veremos la víctima convertida en héroe como solemos estar acostumbrados. Como bien apuntan otras críticas resulta algo inverosímil que nuestro protagonista no le "eche huevos al asunto," se limita a llorar.
Algunas escenas se hacen eternas: cuando le corta el pelo a Marc Stevens, cuando lo sube por las escaleras, y en general los primeros días que pasa en el albergue...se podía haber recortado y me hubiese ahorrado varios bostezos.
No intentes buscarle explicación, ni sentido, porque pase lo que pase ante tus ojos, no deja de ser una sucesión de barbaridades grotescas sin sentido que solo se alimenta de la polémica, pero que con el paso del tiempo, quedará para el olvido.
0 comentarios:
Publicar un comentario