Con todos los ingredientes de una secuela innecesaria de estos tiempos: una forzada entrada de actores previos para apelar a la nostalgia, dosis de diversidad (con las liturgias variadas de distintas religiones) y repetición de escenas o situaciones ya vistas, tenemos una película que se hace pesada y la poca tensión generada se acaba dinamitando en el no-exorcismo de la parte final.
Porqué nos cabrean los MOBA
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Si alguna vez no te has cabreado seriamente jugando el LOL, DOTA2, HOTS y
similares, es que o tienes un autocontrol increíble o no has jugado apenas.
La ...
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