Sinopsis: Arthur Fleck vive en Gotham con su madre, y su única motivación en la vida es hacer reír a la gente. Actúa haciendo de payaso en pequeños trabajos, pero tiene problemas mentales que hacen que la gente le vea como un bicho raro. Su gran sueño es actuar como cómico delante del público, pero una serie de trágicos acontecimientos le hará ir incrementando su ira contra una sociedad que le ignora.
La tan cacareada superinterpretación de Joker, no es más que una revisión de Yo soy Sam, pero en Gotham. Al igual que esa película se fundamenta en intentar dar pena al espectador y en este caso además queriendo justificar los asesinatos y violencia del protagonista, porque es un marginado social. Phoenix no hace ningún papelón y se nota demasiado que la gente sólo lo ha vanagloriado por interpretar a alguien con un trastorno, que desde luego ni parece convincente ni se acerca al buen trabajo de Heath Ledger. La película no se sostiene en casi ningún momento. Es por momentos hasta aburrida. La historia con la vecina no viene a cuento de nada. Cómo termina la historia con la madre está muy falta de dramatismo. Las motivaciones que crean al Joker ni si quiera me cuadran con los futuros personas de Joker que se ven en otras películas. Un desastre, un cúmulo de tópicos manidísimos, interpretación histriónica cien mil veces vista y, para colmo, ese viejo rollo marxista de la lucha de clases, de ricos opresores y pobres oprimidos, pero que siempre pone a estos últimos como delincuentes, que al fin al cabo son pobres por vagos, o eso nos quieren vender.
Porqué nos cabrean los MOBA
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