Sinopsis: Gabriel es un exboxeador que vive en una aldea retirada de la ciudad junto a su padre y a su perro, Pepe. Todo el mundo le conoce con el apodo de Tarado, el cual se ganó en sus tiempos como púgil y, aunque todavía podría boxear, prefiere llevar una vida tranquila lejos de todo lo que le llevó a pasar unos años en prisión. Para ello ha tomado varias decisiones, ha roto con su pasado y está dispuesto a llevar una vida normal, y más ahora que acaba de recibir la noticia que su régimen de libertad vigilada ha concluido. Pero los viejos fantasmas siempre vuelvenA pesar de que el bajo presupuesto es evidente, conforme avanzaba la película, me iba enganchando cada vez más y disfrutando de todo lo que veía. La trama, los personajes, el enredo que se iba formando... Tanto así que, tras media hora de película, en la que ya me había reído bastante, empezaron a volar los golpes, los tiros, y todo en su punto. Es una de esas películas que parecen surgir de una charla entre amigos y que se va armando poco a poco, riéndose de todo y disfrutando del trayecto. Nos encontramos ante una cinta de acción bien lograda, con personajes pintorescos, gamberros y carismáticos, enredados en esas típicas situaciones de películas de robos donde perseguidos y perseguidores se entrecruzan. Echo de menos un giro final y que la última secuencia de golpes no pareciera un nivel de Streets of Rage, pero incluso con esa pega, merece la pena.
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