
En ningún momento disimula o reduce la dureza de los actos y retrata a ETA como es: un grupo de mafiosos asesinos que quiere imponer su voluntad a través de la violencia, a la vez que presenta como los mandos de la administración central de la época solo estaban interesados en mantener su poder y no en realizar sus funciones para preservar los derechos de los ciudadanos.
La película tiene una buena historia que contar y lo aprovecha manteniendo la tensión como una buena película de infiltrados, la ambientación está bien logrado salvo algún gazapo y desde luego es una buena manera de acercarse al tema de la lucha antiterrorista de esos años.
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