
Sin muchas esperanzas en la película y pensando que sería una cutre película que se basa en guiños y abusar de la nostalgia del espectador para contar una historia mil veces vista, me decidí a ver la película. Para mi asombro, pese a su marcado tono infantil, lo poco interesante de la motivación del protagonista y guiños metidos con calzador, la trama mejora algo en la recta final y sirve para perdonarle casi todos sus defectos. No es la película de animación del año, es demasiado ñoña en muchas partes y quizá sólo contente a cuarentones nostálgicos. Sin embargo, se deja ver.
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