Lo que pretendía ser una película apocalíptica futurista, con moteros enfrentados a un régimen fascista, degenera rápido en una fumada sin sentido que rellena casi dos horas soporíferas, que al final desemboca en un cansino y absurdo combate propio de Dragon Ball, con monstruos gigantes, ondas de energía y personajes volando sin alas. Este final rompe cualquier atisbo de reflexión sobre la transhumanidad y carece de cualquier lógica dentro de las premisas de la película.
Una mala demo y una buena demo
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Vídeo donde explica qué hace que una demo sea buena y cuando no, en un
momento que los early access y los trailes parece que las han sustituido.
Visto e...
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